Como adultos... como niños
En esa caricia donde me alcanzas,
arrecia la entrega mutua del gesto
cotidiano en dinámica amatoria
que define el paralelo encuentro
en el mismo nido y, al fin, las alas
de nuestros días son de carne,
son abrazos encendidos
en el juego de las formas,
con un ritmo electrizante
de chiquillos
como si fuera trampolín el suelo,
como si fuéramos una fiesta
sincronizada de latidos…
Con pasitos corriendo sobre la arena,
sin descanso, para capturar el pequeño
mundo de un barquito, pues más allá
lo grande se cultiva en un mañana
y en el hoy y en nosotros
juega el universo
a ser más chico.
Afuera que maduren las tareas,
la cosecha de la historia,
el fruto del destino,
la rutina del espacio,
la vida de la tierra
y la revolución de los caminos.
Mas tú y yo, con ojos de inocencia
en una estación de infancia detenidos,
cosechando las frescas travesuras
de este amor adulto, como niños.
El presente sin la savia de la prisa,
el tiempo sin memoria en un bolsillo.
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