En otra soledad
Me arrulla el silencio esmorecido del fantasma,
la humedad de la nube densa en agonía,
la medida larga y pesada de las murallas
ahogadas de tiempo indiferente en las esquinas.
Me alcanza el límpido reflejo de la alba luna
como erupción de cielo abandonando su guarida
para rozar las sombras de piel nocturna
que siguen el ritmo sin rumbo de la melancolía.
Me rodea el letárgico cuerpo de la penumbra
con su batallón de segundos muertos a la deriva,
entierra en el hueco de mi soledad su tumba
y se levanta como espectro en el día a día.
Me aplasta la compañía de estas paredes ciegas,
hartas de fotografías heladas y huellas fijas,
repiten el reflejo de pretender algún trayecto,
mas ante mi palestra se enquistan y son los mismas.
Me halla la hórrida avalancha de la cruel distancia
que traspasa las puertas y ventanas sin fatiga
y me arrastra hacia la boca de la señera nada,
mordiendo el alma, sangrando vida.
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