No me amen más
Hoy les digo que no me amen, estoy cansada
de que mis lágrimas sean el fango de la tierra,
de que ya no me sostenga el suelo por ser agua
perdida y concentrada en amores de tristezas.
No, ya no me amen, soy como el cristal roto,
mis pedazos están atrapados en la ausencia
y solo el viento, más allá, mueve mis despojos.
No preguntes. Ni siquiera sé a donde me lleva.
Ya no me amen con esas hórridas puñaladas,
mi espalda no soporta los huecos que la llenan,
por las gestadas palabras en mentiras ahogadas,
por los asidos sueños arrancados como yerba.
No amen más a esta estructura, ya trizada,
si mi corazón hasta carece de su acerina puerta,
de tanto amar se le oscureció la carne
y su ilusión, en dureza, parece una pasa muy grotesca.
En el desamor decoloró su sangre, se estrena negra
y cada gota va agonizando por la fatal herida,
por que derrubian las caricias, pero muertas.
No me amen más, por que yo no amo
como aman las ideas vanas.
Mi amor es promesa viva el y es la antigua,
así como se amaron en la historia Romeo y Julieta
Será que sin querer, ella, me cedió su alma
y fui acarreando por el tiempo sus cadenas
hasta el hoy donde el amor es eclosión de nueva era
que, a base de métodos y fórmulas, alteró la ciencia
al ponerle un nuevo aroma que lo desfigura,
subyugando a los sentidos a fraguadas técnicas.
No me amen más, de lo que fui soy nadie o nada
y no querrás amar a esta apelmazada piedra,
a esta denegrida nube de lluvia hinchada,
a este abatido cansancio con el alma seca.
Al amor, a ti te hablo, no me prestes más tus alas,
no quiero el vuelo recurrente entre tinieblas,
prefiero vagar hacia lo incierto con la muerte,
pues ella lleva en sus garras lo que antes era.
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